Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos están trabajando para establecerse como mediadores en conflictos internacionales. Estos países del Golfo han mostrado un creciente interés en desempeñar un papel activo en la resolución de crisis globales, aprovechando su influencia económica y política. A medida que las tensiones aumentan en diversas regiones, estos estados buscan proyectar su ‘poder de convocatoria’ para facilitar diálogos y negociaciones entre naciones en conflicto. Su objetivo es ser reconocidos como actores clave en la diplomacia internacional, lo que podría fortalecer su posición en el escenario global.

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