El gobierno de Beijing ha expresado su descontento con los diplomáticos occidentales de la ONU que se reunieron con el hijo de Jimmy Lai y su equipo legal. Esta acción ha sido vista como una injerencia en los asuntos internos de China, especialmente en el contexto de la situación política en Hong Kong. Las autoridades chinas han reiterado su postura de que cualquier apoyo externo a figuras como Lai, un conocido activista pro-democracia, es inaceptable y perjudica la soberanía del país. La tensión entre China y Occidente continúa en aumento, especialmente en temas relacionados con derechos humanos y la libertad de expresión.

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