Analistas coinciden en que la reciente reestructuración del alto mando militar y de seguridad nacional de Estados Unidos no alterará el enfoque del país hacia su rivalidad con China. A pesar de los cambios en la administración, la estrategia de contención y competencia con Beijing seguirá siendo una prioridad. Los expertos destacan que la política hacia China es un tema bipartidista y que, independientemente de quién esté en el poder, las tensiones y desafíos en la relación entre ambas naciones continuarán. La vigilancia sobre las actividades chinas en el ámbito militar y económico seguirá siendo fundamental.

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