Expertos han señalado que la restricción mensual en el esquema de tarifas de HK$2 para las personas mayores en Hong Kong es injusta. Este efecto negativo se siente especialmente entre los ancianos que dependen del transporte público para sus actividades diarias. La política, aunque diseñada para ayudar a este segmento de la población, no considera adecuadamente sus necesidades de movilidad que a menudo sobrepasan el límite establecido. Esto se ha convertido en un motivo de preocupación, dado que muchos ancianos pueden verse obligados a reducir sus salidas o incluso limitar sus visitas a familiares y amigos. La falta de flexibilidad en el esquema también ha suscitado críticas, ya que se argumenta que un enfoque más equitativo beneficiaría a los ancianos, permitiéndoles vivir de manera más activa y saludable en la comunidad.

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