En un contexto internacional marcado por la incertidumbre y las tensiones generadas por la administración de Donald Trump, China ha comenzado a enmarcarse como un defensor de la estabilidad mundial. A medida que las políticas proteccionistas y las tensiones comerciales se intensifican, Beijing busca consolidar su imagen como un líder responsable en el escenario global. Esta estrategia incluye la promoción de iniciativas de cooperación internacional y el fortalecimiento de alianzas con otros países, a la vez que critica las acciones unilaterales de Estados Unidos. En este sentido, China se presenta como un contrapeso a las políticas de confrontación y busca atraer a naciones que se sienten amenazadas por el enfoque agresivo de la administración Trump.
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