Las mascotas se convirtieron en una fuente vital de amor y alegría para mi madre que padece demencia. A medida que la enfermedad avanzaba, su conexión con los animales se hizo más fuerte. Ellos no solo le ofrecieron cariño incondicional, sino que también le dieron un sentido de propósito al cuidar de ellos y establecer una rutina. Esta relación mejoró su estado de ánimo y le permitió mantener un lazo emocional con el mundo que la rodea, haciendo su vida cotidiana más llevadera y significativa.

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