Sri Lanka ha enfrentado desafíos significativos en su suministro energético, con un apagón que resaltó las debilidades de su red eléctrica. Este evento ha suscitado preocupaciones sobre la capacidad del país para manejar sus crecientes demandas energéticas, especialmente en un contexto de crisis económica. La falta de diversificación en sus fuentes de energía y la dependencia de importaciones de combustibles fósiles han intensificado la vulnerabilidad del sistema. Además, la falta de inversiones adecuadas en infraestructura y mantenimiento ha contribuido a la ineficiencia y la inestabilidad del servicio eléctrico. La situación exige una revisión urgente de las políticas energéticas y una estrategia para fomentar fuentes de energía más sostenibles y resilientes.

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