En Hong Kong y más allá, es fundamental que los educadores asuman un papel activo en la prevención del abuso infantil. La educación no solo debe centrarse en el aprendizaje académico, sino también en la protección y el bienestar de los niños. Los educadores tienen la responsabilidad de identificar señales de abuso y de crear un ambiente seguro donde los niños se sientan cómodos para hablar sobre sus experiencias. Además, es esencial que se implementen programas de formación para que los docentes puedan reconocer y actuar ante situaciones de riesgo. La colaboración con las familias y la comunidad también es clave para abordar este problema de manera efectiva.

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