Una luchadora de sumo femenina ha comenzado a popularizar este deporte en Argentina, rompiendo así las barreras de género que existen en este ámbito. Su dedicación y amor por el sumo están inspirando a más mujeres a unirse a la práctica, promoviendo la igualdad de género en un deporte tradicionalmente dominado por hombres. La atleta se convierte en un símbolo de cambio y empoderamiento, demostrando que el sumo no tiene género y que cualquier persona puede practicarlo.

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