China ha estado trabajando en el desarrollo de un nuevo maíz que contiene un alto nivel de proteínas, con el objetivo de reducir su dependencia de la soja importada. Este avance es crucial para la seguridad alimentaria del país y busca asegurar un suministro interno más sostenible. La producción de este maíz podría tener un impacto significativo en la agricultura local y en la industria ganadera, al ofrecer una fuente de alimentación alternativa que sea más accesible y menos sujeta a las fluctuaciones del mercado internacional de las importaciones.

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