La arquitectura de Hong Kong es conocida por sus impresionantes rascacielos, pero se plantea la necesidad de repensar la estética y la funcionalidad de estos edificios. La crítica se centra en la repetición de diseños que, aunque modernos, carecen de innovación real. La creciente población y la demanda de espacio continúan presionando por nuevas construcciones, pero surge la pregunta de si estos diseños seguirán siendo meros contenedores de oficinas y apartamentos. La ciudad necesita replantear su identidad arquitectónica y buscar un equilibrio entre modernidad y tradición.

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