Michael Herd no encaja del todo en el molde típico del empresario tecnológico asociado a Silicon Valley. Es texano hasta la médula, creció en un rancho, ama los caballos y combina esa vida rural con negocios millonarios en energía y gastronomía. Además, es el esposo de Whitney Wolfe Herd, la fundadora de Bumble, una de las figuras más influyentes del mundo tech de la última década.
Herd es presidente de Herd Producing Company, una empresa de petróleo y gas con sede en Tyler, Texas, fundada por su abuelo, Bob L. Herd. Lejos de limitarse a un rol ejecutivo cómodo, pasó buena parte de su infancia haciendo trabajos duros en el rancho familiar: construir caminos, instalar cercas y aprender el oficio de la mano de un vaquero experimentado llamado Hollis. Ese aprendizaje temprano marcó su identidad y explica por qué, incluso hoy, sigue compitiendo en rodeos.
Además de la energía, Herd también incursionó en la gastronomía. Es propietario de The Grove Kitchen & Gardens, un restaurante de alta gama que apuesta por el concepto de la granja a la mesa. No es solo una inversión más: refleja su vínculo con la tierra y una forma de entender los negocios ligada a lo local y a la producción real.
Su historia con Whitney Wolfe Herd parece salida de una comedia romántica moderna. Se conocieron en 2013 durante unas vacaciones familiares en Aspen, Colorado, gracias a una amiga en común. Ella le enseñó a esquiar y, según contó Wolfe Herd en una entrevista, hubo algo inmediato:
“Tiene esa cara que recuerdas”
. Aunque el primer encuentro fue cara a cara, ella ya lo había visto antes en una aplicación de citas, una ironía perfecta para quien luego revolucionaría ese mercado.
Tras dos años de relación, Herd le propuso matrimonio en un entorno íntimo y muy personal: el rancho familiar. La boda llegó en 2017 y fue una verdadera boda de destino en Positano, Italia, en Villa Treville, un lugar elegido también por celebridades internacionales. Después, la luna de miel los llevó por Bora Bora y Maui, combinando lujo con paisajes naturales.
Hoy, la pareja tiene dos hijos, Henry y Bobby, nombres elegidos en homenaje al abuelo de Herd. A pesar de sus fortunas y agendas intensas, ambos suelen mostrarse como una familia cercana y sin estridencias. De hecho, el amor de Herd por los caballos terminó contagiando a su esposa. “La subí a caballo cuando le propuse matrimonio”, contó él. Ella, divertida, admitió luego que quedó completamente enganchada.
En un mundo donde muchas historias de éxito parecen calcadas, la de Michael Herd destaca por su mezcla poco común de tradición, trabajo físico y negocios modernos. Como señalan desde Business Insider, su perfil demuestra que la riqueza no siempre está reñida con una identidad profundamente arraigada.
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